Morgana lucía deslumbrante como siempre en la fiesta de su cumpleaños. Por algo a través de los últimos veinticinco seguía celebrando que cumplía treinta y tres.
Más que deslumbrante, a partir del quinto veinticinco ya sería un poco mosqueante. Me imagino los codazos y lo cuchicheos..."seguro que se ha operado..."
Nada de eso. Morgana practicaba la yoga, el vegetarianismo moderado y el sexo tántrico. Para evitar los codazos cambiaba el reparto de los invitados con la excepción de quienes le querían bien.
Bueno. Es que si te sigues con Morgana puedes escribir una novela épica. Y aquí es para microrrelatos. Ése mágico destello de flash del pensamiento tan difícil de lograr, pues debe aparecer como una entidad pequeña pero con una tremenda carga luminosa. Como un perrito Yorkshire terrier.
Más que deslumbrante, a partir del quinto veinticinco ya sería un poco mosqueante. Me imagino los codazos y lo cuchicheos..."seguro que se ha operado..."
ResponderEliminarUn abrazo
Morgana siempre fue muy friki, deslumbrante... ¿quizá utilizaba bombillas de gran potencia en el peinado?
ResponderEliminarAbrazos Carlos
Nada de eso. Morgana practicaba la yoga, el vegetarianismo moderado y el sexo tántrico. Para evitar los codazos cambiaba el reparto de los invitados con la excepción de quienes le querían bien.
ResponderEliminarCarlos, casi has escrito otro micro en la contestación a Anita...super!
ResponderEliminarBueno. Es que si te sigues con Morgana puedes escribir una novela épica. Y aquí es para microrrelatos. Ése mágico destello de flash del pensamiento tan difícil de lograr, pues debe aparecer como una entidad pequeña pero con una tremenda carga luminosa. Como un perrito Yorkshire terrier.
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