jueves, 8 de julio de 2010

EN LA PSIQUIATRA

Todos los anteriores no eran como él. De acuerdo que eran más caballerosos, más dulces, menos machos, pero ninguno se le igualaba haciendo el amor. No era fogoso, simplemente el fuego recorría su cuerpo y quemaba todo lo que estaba alrededor. No era salvaje, nada más me recordaba a la mar en las noches de galerna. No era sexy, aunque me daba alas como ningún otro. Ya sé, amiga Eva, que cada vez que vengo a tu consulta te cuento algo parecido, no lo puedo evitar. Entiéndeme que siempre guarde buen recuerdo de mis escarceos. Una pobre tortuga como yo jamás ha soñado con ligarse a un pedazo de dragón como él. Ayer he sentido el significado de la palabra flotar. He flotado suave y ligera. Es lástima que tenga ese complejo tan destructor. Tu tratamiento lo ha corregido un poco. Pero a veces me dejo ir y me vuelve esa ilusión de que soy una amantis religiosa.

4 comentarios:

  1. pues me he quedado cavilando, eso es bueno, como el micro.

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  2. Pufff, genial!!!
    Da gusto leerte
    Un beso

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  3. Excelente narrativa con pincelazos zoofílicos ,solamente faltó una relación entre un cocodrilo y una avestruz para aumentarle un toquecillo romántico.

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